Crítica sobre el libro.

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El poeta nos retrata en “Bailando solo”, de Enrique Crusellas Prieto | #MundoLiterario (Poesía) 
POR ROSA YAGUAS · 16 FEBRERO, 2015 
Os presentamos el nuevo poemario del fotógrafo y escritor Enrique Crusellas Prieto, que se titula “Bailando solo” y fue publicado recientemente por la editorial Círculo Rojo.
Un valioso libro en el que el autor retrata al lector a la vez que trata de retratarse a sí mismo, y que recorre uno a uno los aspectos más importantes de la vida humana: “Bailando solo” se publicaba a mediados de 2014 en una excelente edición a cargo de la editorial Círculo Rojo.
Se trata del segundo libro de poemas de Enrique Crusellas Prieto, lector incansable que ha ejercido diversas profesiones pero cuya vida ha confluido una y otra vez en la poesía.
De hecho, al contemplar la portada del poemario, el lector pudiera pensar que se trata de un libro autobiográfico, pues se compone de una excelente ilustración (el diseño de la portada estuvo a cargo de Carlos Páramos Escapa) que muestra a un hombre con un rostro muy semejante al de Enrique Crusellas Prieto.
Sin embargo, no es un poemario en el que el autor retrate únicamente su realidad, es decir, el componente autobiográfico del poema no es el eje central de sus versos, sino que esa realidad abre sus puertas para contemplar las realidades de los demás y buscar de esa manera los puntos comunes de angustia, felicidad y libertad por los cuales todos pasamos de manera ineludible y casi podríamos decir cíclica.
Y es que la libertad -representada a menudo con el mar y con un vocabulario marítimo excelentemente elegido, como ya hizo Javier Egea para representar con ello la derrota intelectual del marxismo– es ese íntimo impulso que lucha con el entorno para abrirse paso, como el agua se abre paso a través de los valles hasta abrir su gran boca en el océano.
«Para crear tu propio océano y decidir cuándo quieres navegar, cuándo quieres llegar a puerto, cuándo quieres perderte». La importancia del mar, de las olas, del océano, del horizonte, queda patente a lo largo de este bello poemario, convirtiéndose así en una maravillosa metáfora mantenida a lo largo del libro. Como se destaca en la contraportada de “Bailando solo”, los poemas cabalgan «entre la realidad y la ficción, entre la biografía y la “Los poemas de este libro tienen la estructura, el ritmo, la musicalidad necesaria para retratar cada tema que el poeta aborda”. fantasía».
De este modo, los anhelos y desesperanzas del poeta se convierten en expresiones interiores del lector, logrando su poesía abrir esas compuertas contra las que la imaginación y el alma luchan. Los poemas no explican a Enrique Crusellas Prieto, sino que explican al propio lector, quedando éste retratado estructuralmente en el poemario tal y como una lente fotográfica es capaz de captar por su convexidad la realidad.
Los poemas de este libro tienen la estructura, el ritmo, la musicalidad necesaria para retratar cada tema que el poeta aborda, logrando de esta manera esa personificación del lector en el verso. El uso frecuente de enumeraciones («Tengo tus besos. / Tengo tus caricias. (…) / Tengo tus ojos. Tengo tu sonrisa»), anáforas («Me gusta ver tus lágrimas cuando lloras. / Me gusta contaminarme de ti, cuando ríes. / Me gusta verte fumar. / Me gusta verte bailar»), anadiplosis («Mientras duermo, te sueño. / Mientras te sueño, me despierto. / Mientras me despierto, te busco») contribuyen estilísticamente a que los poemas sean incorporados gratamente al interior emocional del lector, que se encuentra con un libro minucioso y bello que, sin embargo, es capaz de tratar temas tabú como la muerte, el abandono o incluso el suicidio.
La temática de sus versos permite que, aunque “Bailando solo” se trate de una colección de poemas, podamos abordarla según un vasto recorrido por distintas preocupaciones humanas.
En “Bailando solo” se abordan temas como la pérdida de la fe, como podemos “Los poemas no explican a Enrique Crusellas Prieto, sino que explican al propio lector”. comprobar en “Ateísmo” («Quizás soy solo un incrédulo. / No creo en otras vidas. / No creo en tus paraísos. / Quizá soy un ignorante. / Quizá pienses que no creo en mí. / No encuentro el camino que señalas») y “Dejé de creer” («Dime, ¿serás capaz de rezar? / Ya me cansé de buscarte. / Ya me cansé de tus salvaciones. / Buscaré la salida de estas tinieblas sin tu ayuda»).
La voz poética busca en otras ocasiones la verdad a través de la denuncia social («Detrás de los muros. / Los niños juegan descalzos en las calles. / Detrás de los muros»), de la crítica al destino («No me digas dónde estás. Prefiero buscarte, perdiéndome en la oscuridad»), de la reivindicación de la magia amorosa aun cuando no es correspondida («A tu lado, aunque me desprecies. / Tan lejos, tan cerca. / ¿Qué sentido tiene la distancia? / ¿Qué valor tienen las horas?») o directamente de la explosión sexual («Acercarme en silencio. / Acariciar tus senos. / No te despiertes mi amor»). DESORIENTADOS Nubes pasajeras. Solo vientos fríos. Solo tú y yo. Lejanas luces intermitentes en calles desiertas. Botellas vacías, batallas que nunca ganaremos. Vivíamos felices, sin ambiciones. Camas sin hacer, platos sucios en la cocina, ¿qué más da? Solo fue algo de rock and roll. Despertar en camas ajenas, en ciudades que nunca nos acordaremos cómo habíamos llegado. Pero qué más da. Solo es un poco de rock. No queríamos cenizas, solo queríamos quemarnos.
Así, poco a poco, detalle a detalle, la realidad va siendo retratada –no olvidemos que Enrique Crusellas Prieto ha dedicado gran parte de su vida a su gran pasión, la fotografía-, ya que dicha realidad a veces parece sencilla pero está llena de matices, tal y como defendía George Perec en “Un hombre que duerme”, obra en la cual en uno de sus capítulos el autor francés se detiene a analizar la delicada, bella y sorprendente complejidad que subyace a un árbol.
Del mismo modo, la realidad va tomando forma poema a poema en “Bailando solo”, dibujándose del todo una constelación que no es común a todos los mortales. Habrá hueco para visitar al amor perdido, al amor no correspondido, para contemplar la magia de la vida, los anhelos existenciales que se curan (o no) con el mar, los susurros que se convierten en gritos desesperados, los impostores que se introducen en el sistema con la única intención de lucrarse, la sensación de vida plena y los pilares sencillos sobre los que se sostiene la felicidad… En cuanto a métrica, con frecuencia encontramos un verso libre que vertebra el ritmo principal del poema, en muchas ocasiones relacionándose directamente con la temática que éste trate. Podremos encontrar versos de métrica mayor y de métrica menor, e incluso prosa poética. Los poemas suelen tener una extensión concisa pero nada minimalista, logrando que el poema suene por sí mismo con gran expresividad, primando el contenido y la musicalidad estilística ante los formalismos métricos, lo cual permite que el poemario goce de la misma libertad que implícitamente se nos muestra en forma de mar cadencioso y preñado de olas fugaces. FLORES MARCHITAS Solo busco las flores que escondiste. Solo busco el último poema que me escribiste. Solo busco aquel vídeo que grabamos. Porque llevo bailando solo demasiado tiempo. Porque llevo bebiendo solo demasiadas noches. Solo busco aquella foto en la playa. Escuchando siempre las mismas canciones. La nostalgia de vez en cuando te juega malas pasadas. El desamparo te recuerda lo frágiles que somos. Leeré solo una vez más aquellos viejos poemas de amores como navajas clavadas en el corazón. Aquellos poemas de suicidios adolescentes. ¿Quién dijo juventud divino tesoro? Te esperaré en el bar que solo tú y yo sabemos. Si de repente te invadió la nostalgia, seguro que vendrás. Estaré bailando solo. Estaré bebiendo con desconocidos. Llevaré aquella flor ya marchita en el ojal. En resumidas cuentas, comprobamos que la carrera poética de Enrique Crusellas Prieto no deja de crecer y a la vez perfeccionarse, logrando una tremenda conexión entre forma y contenido, entre temática y expresión, que hacen de sus poemarios bellas enciclopedias que ilustran nuestro día a día con sinceridad y esperanza. La barrera entre ficción y autobiografía se borra con sutileza y maestría, ya que, como decía Pessoa “el poeta es un fingidor” que mediante su creación recrea las emociones de todos. Las mudanzas, la vuelta a la infancia, las noches de Blues, los días gloriosos, el amanecer…
Enrique Crusellas Prieto es un autor que sabe usar las herramientas que le brinda la contemporaneidad de su estilo en combinación con una rica gama de recursos estéticos para escribir poemas que saben retratar con igual acierto el amor y el desamor, el anhelo de compañía y la soledad, la juventud y el paso del tiempo. Esperamos con ganas su nuevo poemario, porque seguro que, al igual que con este, nos sorprenderá.
Autora de la reseña: Rosa Yaguas

 

Crítica de "Viajes de huida".

“Viajes de huida” es una obra poética escrita por Enrique Crusellas. En este libro, el autor nos invita a un viaje de exploración interior, donde dejamos atrás nuestro cuerpo, mente y emociones para liberar el alma y buscar la gran sinfonía del universo.
La obra se compone de 53 poemas de diferentes extensiones. Algunos son cortos, de una página, mientras que otros son un poco más largos. A pesar de su brevedad, cada poema es igualmente interesante. Crusellas abre su corazón y aborda diversos temas en estas líneas. La lectura es sencilla pero profunda, ágil y llena de sentimiento, lo que nos hace reflexionar.
En palabras del autor, los poemas exploran lugares donde los sueños se confunden, donde damos un paso más hacia el vacío, la oscuridad y atravesamos las tinieblas. Allá, en lo lejano, el horizonte nos reclama. Saltamos desde el borde del acantilado en busca de los paraísos que siempre nos dijeron que estaban vetados, en busca de la única melodía que revelará todos los misterios de la creación. Nos desprenderemos definitivamente de nuestro cuerpo, pensamientos y emociones, para dejar de ser y liberar nuestra alma, que seguirá vagando por el infinito.
“Viajes de huida” es un libro corto pero intenso, ideal para aquellos que disfrutan del género poético. Si te gusta explorar la profundidad de las palabras y las emociones, te recomiendo sumergirte en esta obra.

La vida, es una cuerda de equilibrista en la que la única forma de avanzar, consiste en mantener la vista en un punto fijo del horizonte, caminando hacia adelante, evitando distracciones y no permitiendo pasos en falso ni miradas de soslayo… huir hacia delante, siempre huir. Enrique Crusellas crea en sus poemas esta sensación: el sentimiento de correr, ocultarse, evadirse; aislarse del mundo común y la vulgaridad, utilizando como instrumentos de “fuga” la música, el alcohol, el sexo…y a veces, el amor.
Escritor precoz, poeta por convicción y casi por necesidad, nuestro autor ha tenido una vida nómada, que le ha hecho residir no sólo en España, si no también en Marruecos, Francia o Suiza; y es ese sentimiento de falta de pertenencia y desarraigo, el que brota y empapa cada verso de este poemario cargado muchas veces de bruma y humo de tabaco, con un inconfundible perfume a desasosiego y decadencia, entendida como una apreciación casi nihilista de la existencia.
Una vez comenté que el gran hallazgo del poeta británico Philip Larkin fue la creación de lo sublime través de imágenes simples, descubriendo la belleza de lo cotidiano; Crusellas, de igual modo, utiliza anécdotas, vivencias, recuerdos y pequeñas reminiscencias (los conciertos de la adolescencia, los primeros amores, y todas aquellas ilusiones de una juventud que ya empezaba a recibir los duros golpes de la edad adulta) para recrearse en la lírica de la sencillez, cuyo avanzar calmo no está reñido con creación de una épica trascendente, que vuelve a acercarnos a esa temática sobre la que gira toda esta colección de versos: la huida, la necesidad de escapar, comprendida como la condición sin ecuanon para continuar viviendo.
Cada poema está imbuido de esta inmediatez cuasi ansiosa, de dejar atrás todo aquello que nos ha hecho daño, aquello cuyo recuerdo y presencia, quiere encadenarnos, atarnos y no dejarnos evolucionar o crecer. Todo esto, acaba por plantearnos una duda razonable: ¿la consecución de un futuro radica en la absoluta negación del pasado? Ni mucho menos; aunque siempre estemos pendientes de ese punto al final de nuestra cuerda de equilibrista, nuestras vivencias seguirán cargadas en nuestra mochila de la memoria, haciendo a veces que flaqueemos o perdamos el equilibrio, pero teniendo en cuenta siempre, como nos enseña Cruelles, que lo importante es seguir nuestro camino elegido; sea este el de nuestra redención o en muchas ocasiones, el de nuestra destrucción.
 

"Viajes de huida"

Una reflexión sobre la condición humana a través de la poesía.

La vida, es una cuerda de equilibrista en la que la única forma de avanzar consiste en mantener la vista en un punto fijo del horizonte, caminando hacia adelante, evitando distracciones y no permitiendo pasos en falso ni miradas de soslayo… huir hacia delante, siempre huir. Enrique Crusellas crea en sus poemas esta sensación: el sentimiento de correr, ocultarse, evadirse; aislarse del mundo común y la vulgaridad, utilizando como instrumentos de “fuga” la música, el alcohol, el sexo…y a veces, el amor.
Escritor precoz, poeta por convicción y casi por necesidad, nuestro autor ha tenido una vida nómada, que le ha hecho residir no sólo en España, sino también en Marruecos, Francia o Suiza; y es ese sentimiento de falta de pertenencia y desarraigo, el que brota y empapa cada verso de este poemario cargado muchas veces de bruma y humo de tabaco, con un inconfundible perfume a desasosiego y decadencia, entendida como una apreciación casi nihilista de la existencia.
Una vez comenté que el gran hallazgo del poeta británico Philip Larkin fue la creación de lo sublime través de imágenes simples, descubriendo la belleza de lo cotidiano; Crusellas, de igual modo, utiliza anécdotas, vivencias, recuerdos y pequeñas reminiscencias (los conciertos de la adolescencia, los primeros amores, y todas aquellas ilusiones de una juventud que ya empezaba a recibir los duros golpes de la edad adulta) para recrearse en la lírica de la sencillez, cuyo avanzar calmo no está reñido con creación de una épica trascendente, que vuelve a acercarnos a esa temática sobre la que gira toda esta colección de versos: la huida, la necesidad de escapar, comprendida como la condición sin ecuanon para continuar viviendo.
Cada poema está imbuido de esta inmediatez cuasi ansiosa, de dejar atrás todo aquello que nos ha hecho daño, aquello cuyo recuerdo y presencia, quiere encadenarnos, atarnos y no dejarnos evolucionar o crecer. Todo esto, acaba por plantearnos una duda razonable: ¿la consecución de un futuro radica en la absoluta negación del pasado? Ni mucho menos; aunque siempre estemos pendientes de ese punto al final de nuestra cuerda de equilibrista, nuestras vivencias seguirán cargadas en nuestra mochila de la memoria, haciendo a veces que flaqueemos o perdamos el equilibrio, pero teniendo en cuenta siempre, como nos enseña Crusellas, que lo importante es seguir nuestro camino elegido; sea este el de nuestra redención o en muchas ocasiones, el de nuestra destrucción.
 

MARIA DEL CARMEN ESPADAS BURGOS

España · Ciudad Real

 

Bajo mi punto de vista de poeta muy exigente con la métrica y el ritmo, ve que en estos poemas no hay rima, en absoluto. Bien podría decirse que se trata de una prosa poética. Pero tienen algo que me llega, que entiendo. Que no estás en ese grupo de poetas que escriben, escriben incluso respetando las normas de una buena poesía pero que, al final, una se queda sin saber qué es lo que quieren decir. No es tu caso

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